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Gastón Soublette Asmussen (Antofagasta, 29 de enero de 1927 – Limache, 24 de mayo de 2025) fue una figura central del pensamiento humanista y la cultura chilena, reconocido como filósofo, musicólogo, ensayista y crítico de arte. Sus extensos estudios abarcaron diversas disciplinas, desde el Derecho y la Arquitectura en la Universidad de Chile hasta la Música y Musicología en el Conservatorio de París, donde fue alumno de Nadia Boulanger y Edmond Marc. Su trayectoria académica incluyó roles destacados en el Instituto de Investigaciones Musicales de la Universidad de Chile, donde se dedicó a la investigación del folclore musical nacional, y como profesor de filosofía y estética en la Pontificia Universidad Católica de Chile durante más de cinco décadas, llegando a dirigir su Instituto de Estética. La obra de Soublette se caracterizó por su profundo interés en la cultura popular chilena, colaborando con figuras como Violeta Parra, Margot Loyola, Héctor Pavez y Gabriela Pizarro, e incluso transcribiendo composiciones de Parra. Fue un pionero en integrar los estudios de la cultura tradicional y la sabiduría oral en el ámbito académico. Además, su pensamiento exploró la filosofía oriental, estableciendo puentes entre el cristianismo y sistemas como el taoísmo y el confucianismo, lo que se refleja en títulos como "El Cristo preexistente" y "Tao Te King: Libro del Tao y de su virtud". Sus contribuciones al pensamiento crítico y la divulgación cultural fueron reconocidas con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales en 2023, así como el Premio de la Corporación Patrimonio Cultural de Chile en 2020 y el Premio Academia Chilena de Bellas Artes en 2023. Soublette dejó un vasto legado intelectual a través de sus numerosos libros y ensayos, que abordan temas tan variados como la historia, la teoría del arte, la literatura, el cine y la ecología, mostrando una visión vanguardista sobre la relación del ser humano con la naturaleza. Su compromiso con la formación de generaciones de estudiantes y su aguda observación de los desafíos sociales y culturales de Chile lo consolidaron como un "sabio necesario", cuya reflexión invitaba a una comprensión más profunda de la identidad nacional y los valores universales. Su partida, ocurrida en Limache, cerró una vida dedicada a la búsqueda y difusión del conocimiento y la sabiduría.