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Estaba la pájara pinta cover

Estaba la pájara pinta

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¡Prepara tu voz y tu imaginación para un vuelo lleno de color y música! En este hermoso libro ilustrado, Morella Fuenmayor nos invita a revivir la alegría de una canción tradicional muy querida. Verás cómo una madre y su hijo disfrutan de un día en el parque, y mientras cantan "Estaba la pájara pinta", las ilustraciones cobran vida. Seguimos las divertidas aventuras de esta pájara de mil colores que se moja en el verde limón, alza sus alitas y vive momentos mágicos, tal como lo cuenta la melodía. Esta obra celebra el lazo especial entre madres e hijos y el valor de compartir canciones y cuentos que pasan de generación en generación. Fomenta el amor por la naturaleza, el desarrollo del lenguaje a través del canto y la poesía, y nos recuerda la importancia de los momentos sencillos y llenos de afecto. Para los niños y niñas de Chile, este libro es un puente a nuestra propia tradición oral, invitándolos a reconocer y disfrutar las rimas y melodías que también son parte de nuestro patrimonio cultural. Con sus vibrantes ilustraciones y su invitación a cantar a coro, "Estaba la pájara pinta" es ideal para la primera infancia. Es una herramienta maravillosa para estimular la imaginación, fortalecer los lazos familiares a través de la lectura y el juego, y sembrar el gusto por la literatura desde muy pequeños. ¡Anímate a descubrir esta joya para leer, cantar y volar!

Publicado 2017
Páginas 10
Lugar Caracas
ISBN 978-980-257-026-3
Idioma Español

Sobre el autor

MF

11 libros en la biblioteca

Morella Fuenmayor (1963-2002) fue una destacada ilustradora y diseñadora gráfica venezolana, reconocida por su significativa contribución al ámbito de la literatura infantil. Egresada del Instituto Neumann en 1985, Fuenmayor consolidó una prolífica carrera dedicada a la creación de mundos visuales para cuentos y relatos, tanto en su país natal como a nivel internacional en Colombia y Estados Unidos. Su trabajo se caracterizó por un estilo propio y emotivo, que lograba fusionar armoniosamente la realidad con elementos de fantasía, dejando una huella perdurable en el imaginario de diversas generaciones de lectores jóvenes. Desde sus primeros trabajos, como los libros de cartón de pequeño formato «La pájara pinta» y «Un día en la oficina» (1987-1988), donde empleó lápiz y acuarelas para recrear la figura humana con gran expresividad, Fuenmayor demostró un notable dominio técnico. Posteriormente, con obras como «Rosaura en bicicleta» (1990), sus ilustraciones a creyón transitaron hacia la fantasía, destacando por su delicadeza, riqueza gráfica, luz y colores cálidos, así como por la dinamismo de sus escenas y personajes. Su incursión en la humanización de la fauna venezolana en «El son del ratón» (1993) evidenció su versatilidad y capacidad para transmitir ritmo y musicalidad a través de las imágenes. Los mayores logros artísticos de Fuenmayor se manifestaron en la técnica de la acuarela, especialmente en sus ilustraciones para «Miguel Vicente pata caliente» (1993) y «El espíritu de Tío Fernando» (1995), donde desarrolló personajes y recreó ambientes con gran maestría. Fue una de las ilustradoras más galardonadas de Venezuela, y su legado se mantiene vivo a través de la calidez y profundidad de sus obras, que continúan siendo valoradas por su capacidad de conectar con los sentimientos más íntimos de los lectores.

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