¡Atención, futuros lectores de Lectus! ¿Imaginas un pueblo donde el honor de una familia campesina se enfrenta al poder arrogante de la milicia, desafiando las normas de la época? Sumérgete en "El Alcalde de Zalamea", la obra maestra de Pedro Calderón de la Barca, un drama que te transportará al vibrante Siglo de Oro español. La trama se desarrolla en Zalamea de la Serena, donde la llegada de las tropas en camino a la guerra de Portugal desata un conflicto central. El Capitán Don Álvaro de Ataide, un militar de alta cuna, abusa de su posición y ultraja a Isabel, la hija del rico labrador Pedro Crespo. Cuando Crespo es nombrado alcalde, se ve en la encrucijada de defender la dignidad de su familia y aplicar justicia, incluso si eso significa desafiar la autoridad militar y las jerarquías sociales de entonces. Esta pieza teatral profundiza en temas universales y atemporales como el honor, la justicia, la dignidad humana y el abuso de poder. Nos invita a reflexionar sobre cómo una persona común puede alzarse ante la injusticia, buscando reparación más allá de las convenciones sociales. Es un espejo de la sociedad del siglo XVII, pero sus dilemas resuenan fuertemente en nuestro presente, haciéndola relevante para entender la lucha por los derechos y la equidad que aún vivimos en Chile y Latinoamérica. Leer "El Alcalde de Zalamea" no solo te acerca a uno de los puntos cúlmine del teatro clásico español, sino que también te ofrece una mirada profunda a personajes complejos que encarnan valores y contradicciones. La obra es una joya literaria que te atrapará con su intriga y te invitará a cuestionar el verdadero significado de la justicia. Anímate a descubrir por qué este clásico sigue siendo tan aplaudido y estudiado hoy.
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Pedro Calderón de la Barca fue una figura cumbre del Siglo de Oro español, naciendo en Madrid el 17 de enero de 1600. Tras una formación inicial en el Colegio Imperial de los jesuitas en Madrid, continuó sus estudios en las universidades de Alcalá y Salamanca, donde se inclinó por el Derecho Canónico y Civil. A pesar de un inicio de vida más mundano, sirviendo como soldado en Flandes e Italia y siendo nombrado caballero de la Orden de Santiago, Calderón de la Barca optó por la vida eclesiástica, ordenándose sacerdote en 1651. Posteriormente, se convirtió en capellán de honor del rey Felipe IV, lo que le permitió dedicarse plenamente a su prolífica producción literaria. Su obra, plenamente barroca, representa la culminación del teatro español del Siglo de Oro, introduciendo una perfección técnica y formal que lo distinguió de sus predecesores, como Lope de Vega. Calderón de la Barca se caracterizó por una dramaturgia más depurada, donde los personajes secundarios se subordinan a un protagonista central, intensificando así el drama y la profundidad filosófica. Entre sus géneros más cultivados se encuentran la tragedia, la comedia y, de manera sobresaliente, el auto sacramental, piezas alegóricas de tema eucarístico que llevó a su máxima expresión lírica y escénica. Sus dramas exploran temas universales como el honor, la fe, el libre albedrío y la naturaleza de la existencia. Obras maestras como "La vida es sueño", "El alcalde de Zalamea" y "El gran teatro del mundo" son ejemplos patentes de su genio, consolidándolo como uno de los dramaturgos más importantes de la literatura universal. Su lenguaje, a menudo descrito como la cumbre del culteranismo, se fusiona con elementos del conceptismo, creando una riqueza expresiva que sigue fascinando hasta el día de hoy.
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